Teletrabajo: una tendencia que llegó para quedarse después de la pandemia

Según los especialistas, la modalidad laboral que se masificó a partir de la crisis de covid-19 seguirá vigente. Sin embargo, advierten sobre su falta de regulación y brindan algunas recomendaciones para emprenderlo de la mejor manera.

26-05-2020

La pandemia de la covid-19 hizo que se adoptara masivamente la modalidad de trabajo remoto, y según las estimaciones de la docente e investigadora del Instituto del Mundo del Trabajo Julio Godio de la UNTREF, Sofía Scasserra, la tendencia continuará incluso cuando pase el pico de contagios. “El mundo no va a ser el mismo cuando terminemos con esto, porque tampoco hay una fecha límite, un virus queda residual circulando entre la población y muy probablemente aquellos que están teletrabajando tengan la obligación social de seguir haciéndolo para no sobrecargar los transportes y los espacios públicos”, explicó. Sin embargo, afirmó que esta modalidad seguirá presente bajo esquemas mixtos.

“No creo que la experiencia masiva que estamos haciendo de teletrabajo vaya a quedar igual, lo que va a haber es un uso mucho más consciente de las tecnologías disponibles. Seguramente vamos a empezar a ver modelos en los que algunos días se haga trabajo remoto y otros, presencial. En las oficinas es donde más vamos a ver esa migración, y el sector educativo también se va reconvertir”, continuó. 

La economista se refirió a un estudio reciente del Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (CIPPEC) según el cual el 30% del empleo en Argentina es teletrabajable, y dijo que “lo que hizo la pandemia fue acelerar ese proceso”. Pero también remarcó que no se debe caer en el lugar común de pensar que el teletrabajo es la manera de trabajar del futuro ni que es viable para todos.

“Si bien es una oportunidad para quienes buscan conciliar la tarea productiva con la reproductiva, o para los que tienen dificultades con la movilidad y viven en lugares alejados de los centros urbanos, hay gente que tiene necesidad real de contacto social y de salir de su casa porque de eso también depende su vida, como ocurre con las mujeres que sufren violencia de género”, ejemplificó. 

Según Scasserra, el teletrabajo debería consolidarse en una instancia normal. “Hay una frase que está circulando hoy en redes sociales: no estamos teletrabajando, estamos trabajando en un contexto de crisis, como podemos, desde casa”. Justamente, uno de los aspectos que abordó la investigadora de la UNTREF es la falta de una regulación para desarrollar el teletrabajo en condiciones decentes.

Scasserra argumentó que para poder teletrabajar dignamente, empleados y empleadores deben acordar la modalidad y las medidas de infraestructura y herramientas que se necesitan, agregando que la empresa debe notificar al trabajador cada vez que es espiado a través de software de vigilancia.

Sobre todo, enfatizó la necesidad de definir horarios. “Muchas veces se cometen abusos y llaman al trabajador a cualquier hora en cualquier día de la semana. Esto tiene que ver con el derecho a desconexión, donde lo que se busca es que el empleador pague cada vez que el trabajador recibe una comunicación fuera de horario. Si establecemos un sistema de premios y castigos vamos a tener un efecto tranquilizador en la utilización de las tecnologías”, aseguró, aclarando que es un derecho que debe ser negociado colectivamente por rama de actividad.

Como informó, este derecho ya se encuentra consagrado en países como Alemania, donde fuera del horario de trabajo los servidores son apagados, impidiéndose así el envío de cualquier comunicación laboral. Actualmente, en nuestro país hay un proyecto de ley impulsado por el senador peronista Daniel Lovera que cuenta con el asesoramiento de la propia Scasserra.  

El coordinador de la Licenciatura en Seguridad e Higiene del Trabajo de la UNTREF, Julio Sola, coincidió en que el teletrabajo requiere un proceso de adaptación y que es responsabilidad de la empresa, que debe aportar computadoras actualizadas que tengan software con licencias pagas, conexión a internet y una capacitación acorde para el uso de esas tecnologías, entre otros aspectos. Más allá de que las condiciones no sean las ideales, dijo que hay una serie de pautas que los teletrabajadores pueden incorporar para desarrollar su labor de la mejor manera posible.

“Lo importante es organizarse para realizar el trabajo, establecer un horario de inicio y otro de finalización, y tener unos minutos para hacer pausas activas. Las pausas activas son claves, hay que pararse, caminar, elongar brazos, mover el cuello, los hombros, tomar agua”, sugirió. 

Asimismo, dijo que es fundamental cuidarse de los posibles trastornos musculoesqueléticos. “Lo recomendable es usar sillas de cinco patas con altura regulable y apoyabrazos. No todos tienen un escritorio, y usan una mesa que cumple otras funciones en la casa. Cuando la altura no es adecuada, eso hace que se levanten muchos los brazos, trayendo molestias en la zona cervical o generando tendinitis en muñeca y codo”. 

Por su parte, el coordinador del Programa UNTREF Saludable, Gabriel Méndez Casale, aportó su mirada desde la psicología. “La reclusión forzosa hace que la vida normal se vea visiblemente alterada, con lo cual hay un nivel de ansiedad e irritabilidad que es mucho mayor, y eso también impacta en los teleoperadores”, reflexionó.

Méndez Casale ahondó en los motivos que generan malestar en este nuevo escenario. “Casi todos estamos sin posibilidades de reunirnos con personas que son significativas para nuestras vidas, y eso influye en el ánimo de una manera decisiva. Hay que asignarle un lugar importante a la incertidumbre que la pandemia genera, no solo por el riesgo de enfermarse y morir, sino porque las perspectivas económicas y personales también son inciertas”. 

El psicólogo dio algunas recomendaciones para evitar las situaciones de estrés. “Lo ideal sería tener jornadas reducidas y generar más canales de diálogo con quienes están en la toma de decisiones. Para los trabajadores, es fundamental organizar el tiempo, tener momentos de esparcimiento que compensen las tensiones y contar con la participación y comprensión de la familia”.