Geert Lovink: “La tristeza es el estado mental de los millones que están en línea”

El teórico de los medios holandés ofreció una videoconferencia en la que diseccionó la ideología detrás de las redes sociales.

30-11-2020

El director del Instituto de Culturas en Red de la Universidad de Ciencias Aplicadas de Ámsterdam, Geert Lovink, afirmó que la dinámica que establecen las redes sociales con su exigencia de tiempo real y de interacción permanente produce sujetos ansiosos, tristes y agotados. Durante una videoconferencia organizada por Especialización en Industrias Culturales en la Convergencia Digital de la UNTREF, en su presentación titulada La cultura de Internet: hacia el diseño de las sociedades del agotamiento, Geert dijo que “no hay nada pasivo en la interacción humano-máquina, nunca estamos solos, nuestra presencia siempre es notada, y por lo tanto nunca podemos verdaderamente disfrutar el estado de secreto y privacidad”. 

“La interacción es nuestra existencia trágica, constantemente se nos pide que actualicemos algo, que completemos formularios, que califiquemos al chofer de nuestro taxi”, advirtió el experto europeo. Lovink también afirmó que aunque las redes aparentan tener una dimensión lúdica y de distracción, generan una captura de la cual es imposible sustraerse. “Esta realidad social no nos permite retirarnos, incluso en nuestro profundo estado de soledad estamos rodeados por seres online, que hablan y dicen, exigen atención. La distracción no solo nos aleja del mundo, nos atrae, nos mete, nos pone dentro del teléfono, no fuera. El acto de la distracción significa que vamos metiéndonos cada vez más adentro de esa red social, lo que es contradictorio en sí”, ilustró en su charla que inauguró el ciclo Imágenes del mundo: la datificación de la sociedad.

Asimismo, dijo que las redes se diferencian de otros formatos web intimistas como los blogs por su ritmo trepidante. “A diferencia de las entradas en los blogs, las redes sociales han superado la idea del diario personal. Es un intento desesperado de mantenernos en este régimen de tiempo real, esa es la esencia. Las historias en Instagram traen la nostalgia de una cadena de eventos y luego desaparecen al final del día, como un acto de venganza. Es una sátira de sentimientos añosos que desaparecen”, ilustró. 

También describió a la tristeza como el estado mental general que recorre las redes. “La etiqueta de triste, muy utilizada, atrae a todos a ingresar a las redes sociales. La tristeza es el contenedor, cada una de las situaciones potencialmente puede ser clasificada como triste. No importa qué tan leve o breve sea, la tristeza es el estado mental por default de los millones que están en línea. Su intensidad original se disipa, se cuela entre todo, se vuelve una atmósfera crónica de fondo constante, y ocasionalmente por un breve instante sentimos la pérdida, surge el enojo, después de chequear por décima vez lo que alguien dijo en Instagram sobre nosotros. El dolor de lo social nos hace sentir devastados, y dejamos el teléfono”, expresó.

Sin embargo, dijo que es importante diferenciar la tecnotristeza de las enfermedades y anomalías. “Podemos comparar la tristeza pasajera en su forma técnica con el estado antiguo de la melancolía. La personalidad melancólica sufre una enfermedad; incapaz de actuar, se retira del mundo, contempla la muerte y otros fenómenos trascendentales, sus connotaciones son existenciales. Para la melancolía arcaica el pasado nunca pasaba, la tecnotristeza está atrapada en un ahora perpetuo y nunca llora por algo perdido. La melancolía en el pasado se definía por la separación de otros, hoy la tristeza nos coloca entre interacciones sociales en las redes, estamos solos pero juntos como parte de una muchedumbre de soledad que es cruel y frenética”, comparó.

Lovink planteó que la gran dificultad de estos espacios online es que hoy son espacios sociales por excelencia, sobre todo para las generaciones más jóvenes. “Hoy lo social es digital, lo social está en las redes. Ya no hay distinción entre la vida real y la situación de estar conectados. Es cierto que hay una adicción a los videojuegos, hay clínicas y tratamientos para eso, pero las redes sociales son otra cosa, no se pueden plantear respuestas medicalizadoras. Estamos en los albores de una nueva comprensión de dónde estamos realmente”, concluyó. 
 
Coordinando y moderando su presentación estuvieron la directora de la Especialización, Stella Puente, el docente e investigador de esa carrera, Hernán Alvarenga, y la directora de la Maestría en Tecnología y Estética de las Artes Electrónicas, Mariela Yeregui