Identidad, genética y familia desde la mirada psicomotriz

A pocos días de cumplirse 42 años desde la creación de Abuelas de Plaza de Mayo, representantes de esta entidad disertaron ante casi 200 estudiantes de Psicomotricidad.

18-10-2019

La apropiación de niños y bebés durante la última dictadura cívico-militar debe observarse no sólo desde la búsqueda de restitución de identidades, sino que deben tenerse en cuenta también las marcas corporales y psicológicas que dicha apropiación generó en ellos. Además, es necesario evitar caer en el reduccionismo genético, desmitificando el aura del ADN, y entender que una persona es mucho más que un paquete de 20 mil genes; a la vez que resulta imprescindible una fuerte presencia del Estado en la implementación de políticas vinculadas a la Memoria, Verdad y Justicia. Estas fueron algunas de las conclusiones a las que arribaron los especialistas que participaron de la jornada Abuelas de Plaza de Mayo. Anudando Lazos, organizada por la Licenciatura en Psicomotricidad de la UNTREF. 

El encuentro celebrado en la Sede Caseros II estuvo enmarcado en la formación del psicomotricista y buscó que los estudiantes pudieran acceder a discursos de primera mano relacionados con la práctica profesional a través del abordaje de temas tales como la recuperación de la identidad, la restitución de lazos familiares fracturados y la reanudación del hilo generacional. 

Para cumplir con estos objetivos se invitó a la psicoanalista, docente, psicóloga y directora del Centro de Atención por el Derecho a la Identidad de Abuelas de Plaza de Mayo, Alicia Lo Giúdice; al director de la Especialización en Genética, Derechos Humanos y Sociedad de la Universidad, y creador del primer índice de abuelidad (fórmula estadística que permite identificar a hijos de desaparecidos y que establece con gran precisión la probabilidad de parentesco entre nietos y abuelos), Víctor Penchaszadeh; y al coordinador del Archivo Biográfico Familiar y del Archivo Gráfico de Abuelas, y docente de la UBA, Marcelo Castillo

Durante su disertación, Alicia Lo Giúdice desarrolló conceptos psicoanalíticos para intentar que los presentes se aproximen lo más posible a aquello que sintieron los niños y niñas que fueron secuestrados y apropiados entre 1976 y 1983. La especialista habló de la existencia de una relación perversa en donde los usurpadores construyeron vínculos de crianza basados en la mentira y el engaño. "La crianza se basó en la indefensión del propio sujeto y la perversión estuvo en que los niños vivieron como si nada les hubiese sucedido. Desde el psicoanálisis se puede decir que hubo una usurpación del amor", expresó. 

Además, la invitada relató el caso de una nieta recuperada que había detenido su desarrollo óseo durante dos años –tenía siete años pero poseía el crecimiento de una nena de cinco– y que recién logró recuperarlo cuando fue restituida por sus verdaderos familiares. Con este ejemplo Lo Giúdice graficó que "la apropiación deja marcas en el cuerpo y es un modo de exterminio, afectando las lógicas de crianza. Es importante también entender que en las Abuelas siempre existió un deseo decidido de recuperar a sus nietos, y en ellos se generó un asombro por no ser olvidados". 

¿Los nietos recuperados adquieren una nueva identidad?; ¿cuán fundamental es el ADN en la forma de ser de las personas?; ¿cuánto influye el desarrollo tecnológico en la investigación?; ¿cuáles son los métodos con los cuales el poder político influye en las decisiones individuales? Estas fueron algunas de las preguntas que fue respondiendo Víctor Penchaszadeh. 

El investigador argumentó que los nietos recuperados no obtuvieron una nueva identidad ya que esta está compuesta por la crianza, la cultura, la educación, las condiciones de vida, el idioma y el pensamiento. "Ellos siempre tuvieron una identidad, no la recuperaron". En este sentido, Penchaszadeh calificó como falsa la exclamación común que exclama "lo llevo en el ADN". Para él, este es importante pero "no todo lo que es una persona está en su ADN".

Además, con relación al avance tecnológico y tomando como ejemplo la promesa de instalación de cámaras de reconocimiento facial, advirtió: "Esto es muy serio ya que es una de las maneras con las que el poder controlará a la gente. Es fundamental conocer cuáles son las formas y herramientas con las cuales los estratos de poder operan sobre los pensamientos, decisiones y respuestas de las personas. Muchas de las victorias que obtuvieron algunos líderes políticos actuales no pueden explicarse sin estas herramientas de control y manipulación". 

Durante la última parte del encuentro los casi 200 estudiantes que asistieron a la actividad observaron –gracias a la proyección de una línea de tiempo presentada por Marcelo Castillo–, cuáles fueron los años en los que hubo mayor presencia del Estado para colaborar en la restitución de nietos e hijos de desaparecidos. Vecino de Tres de Febrero, Castillo relató además la historia de víctimas oriundas de los barrios de la zona y ofreció datos duros para que los presentes tuvieran una noción de todo lo que se logró y lo que aún falta por hacer. 

"Cuando el Estado implementa políticas de Memoria, Verdad y Justicia se puede avanzar en los casos más difíciles, que son los de aquellos niños y niñas nacidas en cautiverio en centros de detención clandestinos", indicó Castillo.

El evento iba llegando a su fin, pero todavía quedaba una sentencia que grafica la importancia del trabajo incansable llevado a cabo por las Abuelas de Plaza de Mayo en su lucha por la identificación de los nietos. Fue Penchaszadeh quien las resaltó afirmando "no se olviden de que con ADN pero sin Abuelas no hubieran existido las identificaciones; y con Abuelas pero sin ADN las hubo, las hay y las habrá durante muchos años más".

Descargar galería de imágenes: