Turismo social, una práctica que transforma la realidad de las comunidades

El subdirector del Centro de Estudios de la Economía Social (CEES), Rodrigo Fernández Miranda, bregó por la aplicación de políticas públicas que posibiliten el acceso de los sectores populares al turismo.

30-06-2023

Para el subdirector del Centro de Estudios de la Economía Social (CEES), Rodrigo Fernández Miranda, el turismo no es un derecho en sí mismo, sino que es un facilitador de derechos, como el derecho al ocio, al esparcimiento y al descanso físico y mental que proporciona. En este sentido, es necesaria la aplicación de políticas públicas redistributivas que integren al conjunto de la ciudadanía de modo tal que puedan acceder al turismo.

Como punto de partida, se entiende al turismo alternativo y solidario (TAS) como el conjunto de prácticas turísticas desarrolladas de forma asociativa o cooperativa, que puede incluir la gestión comunitaria y se encuentra fuera de los circuitos comerciales convencionales del mercado. Asimismo, implica procesos de producción, comercialización y consumo sostenibles y desplegados por actores no lucrativos. De modo que estas experiencias tienen al menos las siguientes dimensiones que las definen y caracterizan: son proyectos colectivos, democráticos, sin fines de lucro y están atravesadas por la solidaridad y la sostenibilidad.

Para Rodríguez Miranda, este tipo de turismo forma parte de la Economía Social Solidaria, una propuesta que pone en el centro al ser humano por sobre las lógicas del mercado. “Está atravesada por dimensiones materiales, culturales, ambientales, políticas y sociales pero, también, supone una transformación en el ámbito de la cultura”. El especialista de la UNTREF indicó que si no existe esta interpelación a la ciudadanía o si no se produce este cambio de mentalidad alternativa a cualquier propuesta dominante y capitalista se torna imposible “abonar un proyecto de sociedad más inclusiva, solidaria, equitativa y sostenible”.

Rodríguez Miranda mencionó la gestión que a mediados de la década de 1940 encabezó Juan Domingo Perón que, desde la Secretaría de Previsión Social, instalaba los avances del Turismo Social, una práctica que garantizaba el derecho a las vacaciones pagas a un gran número de trabajadores. “Se trató de una política redistributiva que posibilitó que los sectores populares visitaran por primera vez al mar”, explicó. Así como este grupo de personas estaba excluido del turismo, también lo estaba de los mercados laborales y del acceso al consumo. Para el entrevistado: “Desde la Economía Social Solidaria el desafío central es seguir profundizando procesos de articulación y de construcción colectiva que permitan que la población menos beneficiada pueda organizarse y autogestionar, además, la transformación de su propia realidad”. “La Universidad, en su articulación con el Estado y con las organizaciones de la Economía Social Solidaria, juega un rol fundamental en la construcción de este tipo de sociedad más igualitaria”, concluyó el subdirector del CEES.