La ruta de la seda: un proyecto por descubrir

Expertos reunidos en la presentación del libro "China BRI" analizaron el alcance de la iniciativa impulsada por el gobierno de Xi Jinping y los desafíos que plantea para América Latina.

15-10-2019

La Ruta de La Seda, también llamada OBOR (por sus siglas en inglés One Belt, One Road), genera tanta atracción como incertidumbre en los países latinoamericanos, en una coyuntura internacional signada por la disputa hegemónica entre China y Estados Unidos. Se trata de un ambicioso proyecto económico, comercial y político que busca conectar a más de 70 países de Asia, Europa, África y Oriente Medio y que concentra el 75% de las reservas energéticas, el 70% de la población y el 75% del PBI del mundo. Pero según estimaron los expertos reunidos en la Sede Rectorado Centro de la UNTREF, en la región todavía hay poco conocimiento sobre el tema.

"China se nos escapa entre los dedos, es compleja, profunda, milenaria y enorme”, definió Arturo Oropeza García, investigador de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y coordinador del libro colectivo China BRI: o el nuevo camino de la seda, presentado en la Universidad. 

En su exposición, el analista mexicano apuntó que OBOR está movilizando al menos US$ 16 billones anuales en aeropuertos, puertos, carreteras, zonas económicas, gasoductos y oleoductos. García dijo que este proyecto genera un sentimiento de pertenencia de toda una serie de países, como Kazajistán, Indonesia, Pakistán y Sri Lanka, entre otros, que fueron ignorados a lo largo de los años. “Con este proyecto, China les quitó el polvo del tiempo y estos países recuperaron su personalidad y su historia”, señaló.  

Según el experto, China descubrió que tenían gas y petróleo, negoció con ellos y les llevó inversión. “Hoy toda esa cuenca de países empieza a crecer al 6 y 7%, conformando un mercado alternativo al mercado occidental”, continuó, agregando que eso plantea nuevos desafíos para nuestra región. 

“¿Cómo vamos a hablar hoy de integración subregional en América Latina cuando tenemos atrás un fenómeno de esa magnitud, cómo vamos a seguir condicionando las fracciones arancelarias cuando vemos que lo que China ofrece es todo contra todo?”, se preguntó Oropeza García. Además, comentó que el gigante asiático está rompiendo con el modelo de negociación conocido. “Maneja tanto leyes blandas como duras: con un país puede implementar un memorándum de entendimiento; con otro, un tratado de libre comercio”, dijo sobre su flexibilidad al momento de aceptar condiciones. También resaltó que debemos dejar de pensar en términos de bienes y servicios y enfocarnos en lo que hace al desarrollo de proyectos de infraestructura, ciencia, tecnología, educación y ecología. 

En esa línea, el director de la Maestría en Economía y Negocios con Asia del Pacífico e India, Carlos Moneta, que participó del libro con un ensayo, indicó que los países latinoamericanos deben unir fuerzas y conformar plataformas, por ejemplo de alimentos o de determinado tipo de tecnología, evaluando quiénes serán nuestros competidores o socios. 

Sobre la actitud de la región hacia China, Moneta dijo que es de pasividad y que es necesario que haya “una voluntad de inserción de flujos hacia allá y no solo de recepción”, pero para eso se requiere reflexionar y generar conocimiento sobre OBOR, algo que buscan infundir desde el espacio académico que conduce. “La Ruta de la Seda es una universidad abierta para nosotros”, sintetizó. 

De la reunión también participaron el embajador de México en Argentina, Ricardo Valero, y el rector de la UNTREF, Aníbal Jozami. Valero habló de la visión tradicional china, según la cual “se empieza con la ruta y el camino y después se piensan los límites”. El diplomático expresó que “por lo menos la mitad de los Estados actuales de todos los continentes forman parte en alguna medida u otra de esa ruta”, y no dejó pasar la oportunidad para señalar la importancia de afianzar lazos entre su país y el nuestro. Con relación a eso, Jozami expresó que en la situación actual que atraviesa la región, con Brasil replegándose sobre sí mismo, el acercamiento con México es clave para “emprender proyectos de reafirmación latinoamericana”.