Tener una universidad cerca promueve la posibilidad real de inclusión

Para Mayra Arena, estudiante de UNTREF Virtual, este es el primer paso para reducir las desigualdades en la Argentina, donde los pobres trabajan grandes cantidades de horas.

01-10-2018

Mayra Arena nació y creció en Villa Caracol, uno de los barrios más humildes de Bahía Blanca. Desde 2014 es estudiante de Ciencias Políticas en UNTREF Virtual. Su charla TED ¿Qué tienen los pobres en la cabeza? recorrió el mundo y planteó un debate público sobre las desigualdades, los prejuicios y la movilidad social. En esta entrevista habla del rol de las universidades del conurbano bonaerense, su pasión por el estudio y las dificultades que enfrentan quienes trabajan en la economía informal. 

Como muchos estudiantes de la UNTREF, sos primera generación de universitarios en tu familia. ¿Cuál es tu mirada respecto a las universidades del conurbano?

Creo que las universidades del conurbano colaboran con esto de lo que hablo siempre, y es que logran hacer un click cultural en aquellos que nacen en ciertos sectores y que sienten que aquello que está lejos es de los otros. Están logrando –y ojalá mucho más– que sin importar que mis padres sean peones, changarines o laburantes sin formación académica, yo aspire a ser parte de esa clase profesional. Es fabuloso. Tener una universidad cerca, tener la posibilidad real en tiempo físico de ir a la universidad caminando, de sentirla del barrio, de sentirla propia es algo que promueve la idea de que ya desde chicos nos imaginemos pisando la universidad. Además, la cercanía facilita la cuestión práctica: puedo ir a la facultad porque no me lleva dos horas ir y otras dos volver, porque llego a horario para comer con mi familia o hasta llego a trabajar en el turno en que no curso. Hay gente que cree que la universidad es para otro sector, que cree que la educación debe ser un privilegio y debe ser paga, que se incomoda cuando cruza morochitos en ciertos sectores. Así que es natural que no quieran cruzárselos en la facultad.

¿Cuál creés que es el principal obstáculo para aquellos a los que se les dificulta continuar sus estudios?

La gran cantidad de horas que trabajamos los que estamos en la economía informal. Contrariamente a lo que muchos sectores piensan, en especial los sectores conservadores, los pobres solemos trabajar grandes cantidades de horas, y ese cansancio físico y esa limitación horaria hacen que uno no pueda imaginarse estudiando. Para estudiar hay que tener cierto descanso físico; somos humanos y hay que tener una cierta preparación mental porque el cerebro tiene que estar apto para el aprendizaje. Son combinaciones realmente difíciles cuando uno vive de la changa, del laburo en el geriátrico o de cualquier laburo a los que accedemos los de las clases bajas, que por lo general son trabajos en los que uno deja el cuerpo, deja la espalda y sale reventado. Mejorar la calidad de los trabajos a los que accedemos sería también una forma de posibilitar la movilidad social intergeneracional que muchos deseamos. Si mi hijo tiene que agarrar la pala a los 14 años, ¿cómo puedo pedirle que le sobre energía para estudiar una carrera? Mandar a un pibe a agarrar la pala me parece un crimen. ¡Quiero que agarren una compu, que agarren los apuntes, que agarren un instrumento!

Y en tu caso ¿qué fue lo que te permitió seguir adelante?

Cuidar abuelos sanos. Cuando trabajaba en geriatría dura, me era imposible estudiar con abuelos dependientes, que son los abuelos con pañales, con discapacidades múltiples y que necesitan todo tipo de atenciones. Cuando tuve la posibilidad de simplemente ser acompañante, es decir de cuidar a abuelas más por prevención que por cuidados intensivos, logré terminar mis estudios y pude lograr algo que para la mayoría es imposible: estudiar en mi trabajo. Cuando se dormían las abuelas que yo cuidaba, sacaba los apuntes y empezaba a estudiar, y eso fue así hasta hace un mes, cuando a la última abuela que cuidé decidieron internarla en un hogar.

¿Cómo te sentís con la carrera que estás estudiando en la Universidad?

 Estoy segura de que es una de las mejores decisiones que he tomado en mi vida. Me encanta la carrera en sí, el abanico de materias. Tiene cuatro grandes columnas: historia, sociología, economía y derecho. Las materias que más me interesan son las económicas. A diferencia de otras carreras en las que tenés que esperar hasta los últimos años, acá desde primero tenés Introducción a la Ciencia Política. Eso te mantiene siempre ambicionando más y más conocimientos. Llevo una cursada normal con cuatrimestres mejores y peores, pero siempre aprovechándola al máximo. Creo que cualquiera que estudia de adulto disfruta mucho más del aprendizaje y no tiene ese apuro “por recibirse” que suelen tener los más chicos, porque uno al ser laburante sabe le va a llevar más tiempo. Entonces lo encarás y lo disfrutás de una manera distinta.

¿Dónde trabajas actualmente, cómo es tu vida hoy?

Hoy soy depiladora y cuido abuelos. Mi vida es la de cualquier laburante que estudia y que además tiene una familia. Intento repartirme, me gusta mucho mi oficio y me gusta mucho lo que estudio. Soy muy casera, amo estar en casa, tomar mate con mi familia. Y tengo la suerte de tener una familia que me apoya en todo.

¿Cuáles son tus planes para el futuro? ¿A qué te gustaría dedicarte cuando te recibas?

No soy de visualizar futuros lejanos, soy más de ponerme metas cercanas, optimistas, pero dentro de lo realista; quizás por todo lo vivido, andá a saber. Me encantaría hacer un posgrado en economía, me interesa la economía del desarrollo, la industrial y la financiera. Así que me gustaría pasar un tiempo más formándome para después, sí, dedicarme a diseñar políticas públicas que realmente sean efectivas o, como digo entre los míos, políticas a prueba de argentinos. Nunca se sabe, paso a paso, como dice un gran director técnico.

Charla TEDx Bahía Blanca aquí.