El poder de los archivos para develar lo que no se ve

Especialistas de diferentes países reflexionaron sobre la importancia de los archivos a la hora de rescatar aquello que el poder de turno intenta ocultar.

17-08-2022

Para los expertos reunidos en el II Coloquio Internacional Archivar, Desarchivar, Anarchivar. Memoria y Estrategia, la importancia de los archivos –en una época caracterizada por el advenimiento de las humanidades digitales- radica en que se constituyen como instrumentos reveladores de verdades ocultas y configuradores de nuevas interpretaciones sociales. De todas formas las personas –aseguraron- lejos de ser esclavas de los archivos, tienen potestad de transformarlos y apropiárselos.

“Tenemos la intención de potenciar el advenimiento de las humanidades digitales en relación con la formación de nuevos archivos pero, también, analizamos las nuevas perspectivas que se observan con los archivos institucionales”, explicó Daniel Link, director del Programa de Estudios Latinoamericanos Contemporáneos y Comparados (PELCC) y del Centro Interdisciplinario en Estudios y Políticas de Género (CIEPOG),  dos de los espacios organizadores de la actividad. Link indicó que en esta nueva etapa de innovación tecnológica en la que los archivos son digitalizados y, en muchos casos, de libre acceso existe la posibilidad de construir nuevas perspectivas sobre aquello que ya está documentado y registrado. “Se trata de advertir la posibilidad de construir nuevas miradas contracanónicas que permiten leer los archivos desde diferentes miradas, así como rescatar la literatura popular o la identidad de grupos silenciados y marginados de la sociedad”, agregó.

Nuevas verdades

A lo largo de dos jornadas y en un evento que se realizó de forma presencial y con transmisión en directo por el Canal de YouTube de la UNTREF, los especialistas indicaron que la apropiación de los archivos para la elaboración de nuevas verdades puede hacerse desde la literatura, el cine, la fotografía, el arte y los movimientos de reivindicación social.

“Nunca se renuncia, es el inconsciente mismo, a apropiarse de un poder sobre el documento, sobre su posesión, su retención o su interpretación”, dijo la investigadora Graciela Goldchluck en una cita al filósofo francés Jacques Derrida para dar cuenta de la importancia que existe en la acción de reinterpretar y para darle un nuevo enfoque a un documento ya establecido. A la vez, la experta de la Universidad de La Plata manifestó que es fundamental descubrir archivos ocultos y sacarlos a la luz, difundirlos y otorgar un libre acceso a los mismos “para que la comunidad pueda incorporarlos a su vida”. En su conferencia titulada “Archivar para dispensar: reflexiones y estrategias en torno a los archivos de la literatura”, Goldchluck explicó parte de su trabajo sobre el archivo Manuel Puig. Así habló de una labor de 12 años consistentes en nominar y almacenar documentos, organizar cajas y visitar periódicamente la casa de la familia del escritor argentino.

Remover la tierra

“Organizar las cajas fue el primer acto de archivo que hice. Era como remover la tierra. Muchos decían que era una pérdida de tiempo pero, para mí, era algo que había que hacer. El archivo permite pausar el tiempo, detenerlo, supone suspender el tiempo de la eficiencia y dedicarse al tiempo de la meditación. Se trata de establecer una relación entre escritos y documentos que están separados entre sí por varios años”, indicó. Tras manifestar que el Archivo de la Memoria Trans es un ejemplo por su capacidad de cambiar permanentemente su realidad y contenido y por asegurar “no solo el derecho a la mirada sino el derecho a ser visto”, Golchluck definió el archivo como forma de vida y dijo que “cada vez que hablamos del archivo hablamos de la vida y la muerte porque éste hace que algo exista y deje de existir”.

La relación entre archivos y movimientos sociales fue puesta en escena por Cecilia Palmeiro, una de las creadoras de Ni Una Menos e investigadora de la UNTREF. Con “Memoria feminista: hacia una literatura del nosotras”, la especialista contó la historia de una bandera elaborada para reivindicar los derechos de las mujeres y que fue intervenida por diferentes personas en reiteradas ocasiones. “La bandera es vista como un manifiesto visual y nos demuestra cómo las cosas entran y salen del archivo, ya que la bandera fue y vino varias veces y fue expuesta en distintos países. Es un archivo que va mutando, que sale a la calle, que vuelve recargado y que, al viajar, sufre intervenciones” explicó. Para Palmeiro la memoria feminista es contraria a la individualidad. Es, según ella, colectiva. En esa colectividad se elaboran archivos que trascienden los escenarios locales y adquieren carácter internacional, haciendo que las demandas sean mundiales. Los archivos, en este caso, facilitan la difusión de la lucha feminista e impiden las restricciones impuestas por el patriarcado y por las instituciones ligadas a él.

Franz Kafka

Finalmente, los especialistas internacionales Daniel Nemrava y Manuel de la Fuente –de República Checa y de España, respectivamente- analizaron la relación del cine documental y la literatura con los archivos. A partir de la pregunta sobre a quién pertenece Franz Kafka, si a los judíos, a los alemanes o a los checos, Nemrava dio cuenta de la desterritorialización de su obra y de las diferentes formas en las que, gracias a los archivos, su legado llegó a países como Argentina antes que a su nación de origen, República Checa. Mientras que la obra de Kafka se introdujo en su país definitivamente a principios de la década de 1960, en Argentina se empezó a estudiar en 1927. “La obsesión por Kafka que noto en esta ciudad me hace pensar que él pertenece definitivamente a los argentinos y no a los checos”, dijo Nemrava.

 A su vez, Manuel de la Fuente habló del cine documental y de su función reveladora de la verdad tras la caída del franquismo en España.  “El cine puede suplir los archivos eliminados. A diferencia de España, en Argentina cuando finalizó la dictadura hubo una proliferación de imágenes que sirvieron para cauterizar las heridas. En mi país, recién en el siglo XXI aparecen libros y archivos sobre los campos de concentración y exterminio tras la finalización de la Guerra Civil”, indicó. De la Fuente concluyó que el cine documental es un archivo que genera un sentido de verdad y sirve para hablar de cosas que son incómodas. “La falta de archivos no son una prueba fehaciente de lo que no sucedió. Por ello, creo que el cine tiene mucho para aportar en la desaparición de ellos”, concluyó el especialista de la Universidad de Sevilla. 

Organizada por el PELCC, el CIEPOG y el proyecto Trans.Arch, la actividad contó con exposiciones de Daniele Cerrato, Eva Moreno, Mercedes Arriaga Florez, y Sandra García Rodríguez, de la Universidad de Sevilla; Zuzana Jurajdová, Daniel Nemrava y Marina Barinova, de la Univerzita Palachého v Olomouci de República Checa; Angela Di Matteo, de la Universitá degli Studi Roma Tre de Italia; Luis Othoniel Rosa de la Universidad de Nebraska; Manuel de la Fuente de la Universidad de Valencia; Denilson Lopes de la Universidad Federal de Río de Janeiro; Cole Rizki de la University of Virginia; Jesse Rothbard de la Northwestern University; Graciela Goldchluck de la Universidad Nacional de La Plata; Sandra Contreras de la Universidad Nacional de Rosario y Max Gurian, Laura Isola; Cecilia Palmeiro, José Luis Gamarra, Miguel Rosetti y Fernanda Molina de la UNTREF.