Eduardo Stupía inauguró el Programa de Formación Docente en Artes Visuales

El artista y docente dio una clase dedicada al collage y a su potencial pedagógico ante educadores de espacios culturales y de establecimientos de nivel inicial, primario y secundario

05-08-2021

Eduardo Stupía inició el Programa de Formación Docente en Artes Visuales que impulsa el MUNTREF con una clase dedicada al potencial pedagógico que encierra el collage, uno de los formatos de las artes visuales con los que nos vinculamos a la más temprana edad.

“Tanto para quienes están aprendiendo como para los docentes y para quien tiene a cargo el desarrollo de un grupo de estudiantes en un determinado nivel, el collage es extraordinariamente productivo y muy revelador, no solo de virtudes sino de problemas y de hipótesis de trabajo en el campo del lenguaje”, aseguró el artista sobre sus cualidades.

Stupía destacó, sobre todo, su accesibilidad. “Es la herramienta y el sistema más democrático y universal en el sentido de que solo hay que saber cortar y pegar. En aquel nivel donde en algún otro lenguaje todavía se balbucea, el collage es inmediatamente factible y también emite una señal que ayuda a lo cognitivo”, definió.

Además de su carácter transversal, el reconocido artista visual señaló que el collage sirve para pensar los contextos históricos y las realidades en las que estamos inmersos.

“El collage y el mundo tienen una especie de relación de empatía mimética, las imágenes del mundo aparecen en el collage con una multiplicidad extraordinaria así como aparecen segmentos de mucha imaginería. Pero en muchos casos la reflexión sobre la época aparece muy fuertemente en el campo del collage con esta heterogeneidad”, explicó.

Así, en su presentación se refirió a los inicios de esta expresión artística y a cómo logró capturar cierto espíritu de época. Como señaló, fueron los cubistas Pablo Picasso y Georges Braque quienes hacia 1912 confeccionaron los primeros collages con retazos de la prensa escrita. 

“La aparición del diario es muy importante porque era insólito en la época que en la pintura se adhirieran materiales de la vida cotidiana. Ellos los usaron como elemento visual, como color y textura, pero también porque el periódico tenía, en esa época, una importancia extraordinaria”, ilustró, agregando que fueron los años de la Belle Époque y la irrupción de la industrialidad, de las grandes ciudades, el descubrimiento del ocio y de un desarrollo científico y tecnológico sin precedentes. 

“En aquel tiempo la legibilidad de ese pedazo de papel era un elemento gráfico importante, pero además un comentario crítico. En muchos casos las partes legibles de estos pedazos eran de la sección hechos diversos que traían los diarios en esa época, hechos banales, cotidianos y sensacionalistas. Había una intencionalidad legible, no solo cromática”, continúo.

Además, se detuvo en cómo estos iniciadores del collage plantearon una auténtica ruptura en el campo de la pintura, y ejemplificó con una obra de Picasso en la que utiliza de base un cartón de una casa de ropa interior. “En esa época era bastante revolucionario el ingreso en la pintura de un materialidad degrado, la pintura tenía todavía un gran prestigio, esto era una especie de blasfemia, es el inicio de la ruptura vanguardista”, describió.

Stupía también recorrió otras variantes como el collage político, que vendría luego a caballo de los cambios tecnológicos con referentes como John Heartfield. “Ahí arranca la cuestión del fotomontaje, que es la primera forma tecnológica del collage, donde las fotografías, sus cortes, superposiciones diversas y su alteración intencionada están en favor de un mensaje ideológico”, explicó, mostrando varios de las composiciones antinazis de Heartfield.  

Asimismo, ahondó en otros artistas que utilizaron para sus collages los residuos, generando así algunos comentarios sobre la cuestión ambiental y el capitalismo. Entre ellos, mencionó a Kurt Schwitters, quien según Stupía comienza a trabajar en ellos cuando la industrialidad del mundo estaba generando desechos.

“Tenía una cualidad hipercontemporánea y trash, en una época en la que el formalismo del arte excluía la cuestión del descarte. En el collage lo sobrante, el excedente de la sociedad capitalista, es material de producción”, aseguró.

Stupía enfatizó que este formato sobrevive a los cambios de época y a sus diferentes escenas artísticas, donde hoy por ejemplo existen formas como el collage digital, que sin embargo no es para nada ajeno a sus formas precedentes. 

“El collage es el procedimiento de la multiplicidad absoluta, con elementos más o menos sencillos, físicos, a los que se suman elementos intangibles que se fueron desarrollando a lo largo de la historia de la tecnología y que lo han transformado. El collage sigue siendo cortar y pegar, no por nada una de las funciones del aparato semántico digital es el cut and paste”, consideró.

El invitado especial enfatizó que esa persistencia del collage radica en su capacidad de generar empatía y en su referencialidad. “El collage siempre es atractivo, nos permite ingresar. La señal que emite más allá de lo raro que nos parezca siempre es magnética, nos está tirando hacia adentro, y creo que eso tiene que ver con que reconocemos sus elementos como parte de la realidad que nos rodea”, reflexionó.

El Programa de Formación Docente en Artes Visuales del MUNTREF es un espacio de capacitación gratuito dirigido a docentes, equipos directivos y supervisores de instituciones de educación formal (inicial, primaria y secundaria) e instituciones de educación no formal de todo el país. El programa está coordinado por Vali Guidalevich y Valeria Traversa y busca ser un ámbito de experimentación, intercambios y aprendizajes de las artes visuales que permita establecer redes conceptuales interdisciplinarias, entrelazando la teoría y la práctica. La iniciativa continuará con otros cuatro encuentros dedicados a pensar la escritura y el arte, las instalaciones, el arte y la política y la curaduría y las exposiciones. 

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